Giros de faros


GIROS DE FAROS

 

Los soles

 

CAMINOS DE PAPEL

Alto
en el monte
donde crece el noble pino

Allá
donde el silencio
se vuelve nieve entre las ramas

Vive
una especie de
cuervo que vuela como el hombre.

Sus alas
son la esperanza
de ver los signos del tiempo,

Sus gritos,
páginas blancas
sobre el negro suelo del soñar.

 

 

CIUDAD INTERIOR

Amanece.
Sobre las losas brota
el musgo silencioso de la luz.

Ya los primeros
techos tocados por el sol
parecen despertar de su letargo.

Las sombras
van saliendo, apenas
queda algún rastro de la noche…

Los pájaros
con sus gritos
quiebran las úlyimas estrellas:

La muerte
canta cuando quiere
mantener la claridad en su dominio.

 

 

UN GALLO EN LA VITRINA

Detenido
en son de pleito
por el fuego que llega desafiante,

El gallo
luce en la cresta
flores rojas, moradas, amarillas.

Extiende
las alas y quiere
volar con el brillo de la mirada,

Mientras
las patas descansan
gravemente en la vitrina familiar.

Esperar,
permanecer. La forma
misma conserva el don del canto.

 

 

LA EROSIÓN DEL TIGRE

De día
duerme, de noche
ruge y da vueltas en la pista.

Sombras.
El paso del tiempo
imperceptible monta un circo:

un mar
de sillas desiertas
manchado por algunos rostros.

Los ojos
claros del tigre
ven una jaula dentro de otra:

Vida.
Tras las rejas
resplandece el verdadero sol.

 

 

LOS ÚLTIMOS INVITADOS

Fiestas
para el buen ojo:
fogatas de vidrio en los escaparates,

Letreros
llamativos del camino,
cada gesto acartonado es un maniquí.

Ladridos
de humo, bocanada
ardiente que ilumina los pulmones,

Los perros
callejeros recorren
los botes de basura cuidadosamente

Mientras
un hombre escupe
fuego: los huesos que el sol ama.

 

 

CONQUISTA DE LA IDENTIDAD

Un haz
de silencio ilumina
la tierra, las armas vencidas,

Los cascos,
la mesa salpicada
con ceniza y manchas de vino.

Las tiendas
enemigas florecieron
en esta llanura blanca y roja.

Profunda
quietud, el sitio
ha sido finalmente levantado…

Amanece.
De aquellos feroces
sólo queda la victoria del sueño.

 

La tierra

 

ESTACIONES

I

Otoño reposa
en la canasta de fruta.

Rumor de pasos que suben
y bajan escaleras:

Torre de platos limpios.

Un sol medita
entre las hojas
el rumbo de su vuelo.

II

Invierno,
bruma silenciosa.

Los que duermen velan
con los ojos encendidos:

No buscan más la tierra.

La noche se adelgaza
hasta los mismos bordes
para verter el vino.

III

Primavera,
jaula de estrellas,

Esconde la semilla
en casa de la mujer:

Profunda fuente de misterio.

Las voces bajo la luna
extienden su antiguo
surtidor de sombras.

IV

Verano del tono
sutil para cada cosa.

Máscara del amor
en los muros floreados:

Al aire libre se reúnen.

Instrumentos azules
para los cuerpos
que saben escuchar.

 

NO HAY PARAÍSO SIN ANIMALES

Jaulas transparentes: un mono trepa
con astucia, gira, busca, salta…

Quiebra con la cola los lentes,
la perspectiva del hombre de palabras.

Goza con la risa de las lechuzas
como goza la foca, como el camello

Que rumia la hierba de los justos
para compensar el pálido horizonte.

Vueltas y vueltas en las jaulas,
la vida en los zoológicos es triste:

El huevo roto con luz artificial
quisiera ser tortuga a toda costa.

Adiós, amigo león, amiga cebra,
amigos todos de esta fiesta exótica:

El oso nada, los pericos chiflan…
el hombre batalla tras las rejas.

 

LUCIÉRNAGAS

I

Luciérnagas:
órbitas inexactas
en medio de la oscuridad.

II

La vida es simétrica
sólo en apariencia…

La perfección
no está del lado de la vida.

 

ENSEÑANZAS DE ATLIHUAYÁN

Sentados bajo los árboles dejamos correr el vino.
En las copas se mecen los cuervos
y en el estanque las ranas ensayan su partitura.
El eucalipto más viejo lleva una melodía
moviendo apenas la fronda: el silencio
es sin duda el arte más difícil.

Mientras la luz permanece y los años son ligeros
el mundo sólo muestra las hojas más brillantes.
Así, todos creemos que el tiempo no transcurre
por ser la hierba tan fresca.

Pero la noche llega
y luego se vuelve lluvia
bajo el peso de sus frutos.

Dolidos
emprendemos el regreso
y las ranas que cantan
 los aires del verano
nos recuerdan tristemente
que no existe un lugar para volver.

 

LA CASA DEL ESCARABAJO

Pequeño amigo, acaricia
la tierra con tus patas,
lleva tu casa más allá
del oscuro principio.

Estás por encontrar
en el hueco que te espera
la eternidad que brilla
cegadora, en todas partes.

Así que cierra las alas,
en la bola del mundo tapa
tu casa para que la luz
no te queme los ojos.

Verás que tu interior
es lo que estuvo afuera
siempre, y que el mundo
fue porque tú fuiste.

 

CABALLO POR ALFIL

Las ventanas crecen con la soledad

De los hombres que están cambiando

Peones, reyes y reinas de posición

Con un aire displicente… escondidos

En la lógica familiar de las cervezas

No sienten cómo llega la oscuridad

Que paraliza las patas del caballo

Ni la mirada casi blanca del alfil.

 

La noche

 

BERENICE

Llévame a las serenas islas
de una muerte sin rencor,
Berenice, ya tu trenza
ha marcado el ascenso.

Abre las alas,
el mar es un geranio
que levanta siete
escalones de piedra.

Pasillos, puertas,
lechos de tierra:
en la bóveda se bañan
promesas de luz.

Duerme junto a la hoz
un botero, progenie
del león segador
de estrellas.

Desde la orilla
se puede ver la cima
que a la distancia
ondula, meridiana.

¡Llévame! Rompe al fin
el paladar de vidrio:
la hierba tiembla
con destellos de sal.

Así de noche brillas
vestida de niño, lanzando
hojas, verdes labios
en la casa del futuro.

 

BAILARINA DE SIGIRI

Templo de placer, luz
destinada a la belleza:
la suavidad de los hombros
y la vertiente de dos ríos
sostienen un medallón.

Luna de jade, guirnaldas:
un címbalo transparente
y la nostalgia del amor
dormido entre las perlas
del brazalete.

Flores, joyas vivas:
un diamante de cansancio
que por las mejillas cae,
bordea las comisuras
y salta al vacío.

Uun cielo estrellado
a la altura del canto:
cascabel, sonrisa
de un joven que baila
ante la muerte.

 

DAMAS CHINAS

En el camino que quiebra
las oscuridad en el tablero
necesitas atención y fortuna.

Un juego para matar el tiempo:
allá se encienden cada noche
las frágiles constelaciones.

Marinera sin barco, campesina
celeste, bajo tu sombrero corre
el sueño que cierra los párpados.

Inmóvil en el tiempo que gira
y celebra tu corazón de plata
avanzas sin que nadie lo note.

Debajo de las nubes profundas
un viaje por tierras interiores:
pastos azules y tiendas de piel.

Formas humanas, formas divinas,
el oro de los caballos rojos
y la luna sobre las montañas.

 

NOCTURNO

Testigo de estaciones
el tren en el que viajo
se fue quedando solo,
perdido en el letargo
de este pueblo.

Desde mi ventanilla
veo crecer las sombras
que la luna proyecta
sobre la cebeza
de una estatua.

La frescura de la noche
penetra los carros vacíos,

me limpia la frente,
se lleva los recuerdos.

La luna
hace un nido
una casa de sal
entre las ramas
desnudas.

En la plaza desierta
brilla un foco.

 

LA SONRISA DE TS’I

Nubes de gallos,
los poderosos inundan la tierra.

Su voz vela.
Tendida entre sueños
tal vez escucha moscas azules.

Brilla la cortina,
presa del poder.

No hay luz sino de luna
que lanza tenues barcas.

Alto van
las moscas, titubean
pero clama el agua su voz alta.

Dicen:
“Pudiera surgir la ira si alguien ama”.

 

NOCHE DE REYES

Esperando en el café
cortaba con el dedo
rebanadas de cielo
buscándola a ella

©

Muñequita de la rosca
de la memoria marina
del cuchillo que ve

©

Una isla de azúcar
en medio del café

©

La risa de los niños

 

El agua

 

DURA COMO EL AGUA

En la ventana se detiene la letra
de una canción que me pone muy triste:
la voz despierta, sube, se ilumina…
pasa rozando la cruz de las guitarras
y se desvanece al final en unos coros.

A pesar de que no dura,
a pesar del instante.

En la cuna del horizonte se vierte:
en medio del mar flota una balsa blanca;
aquí también hay luz para los amantes,
para su limpio juego de espejos.

He querido creer,
siempre he querido creer.

Desde la nave mayor tiran la escala
de sombras entre los que nada saben;
en una película se abre una puerta…

Todo gira y cambia,
todo permanece.

Cúpula gigantesac cuajada de recuerdos;
entre pieza y pieza percibo este perfume.

El olor inconfundible,
la lluvia que cae.

¿Cómo podré olvidarte si la música persiste?

 

CAMBIO DE TONO

Presentar los frutos, buscar una octava más
y sufrir tanto por tomar el pulso.

Lejos quedan los hombres enfermos
llenos de preocupaciones y su falso vigor.

Allí donde el agua y el cielo se separan
crece un instrumento maravilloso.

Un aspecto de nosotros mismos
es la guerra en el frente de siempre.

Uniforma de piel, la verdad parece
un capitán que dicta órdenes.

Tantos valores guardan las amas
como la rosa de los vientos.

La vida ya no tiene vestidos
para salir a la calle.

 

MÚSICA DE CÁMARA

Solo.
No son siquiera las seis.

Camino
haciendo tiempo
esperando que salga el sol.

En los bolsillos las manos
y en el pasto los pájaros
que se sacuden el frío.

Les doy los buenos días.

En el vapor de mi boca
se forma una cabellera.

La he tocado con los labios.

 

INVASIONES

Crin de trigo, negra el anca
trota en el cristal el agua.

Incesantes hordas brotan
grises, gotas que se curvan
y un jinete en cada lomo
tintas las piernas de espejos.

Qué gran mundo -pensaría-
este caer de tan lejos…

Y yo viendo cielos idos
al trasluz de la ventana:

Trotando, la vida es agua
negra noche siempre fuera.

 

UN PEQUEÑO MENSAJE

Aquella paloma
que mece su sombra
sobre las tejas rojas

Se parece
-de lejos-
a la muerte:

Llega y se posa
plegando las alas

Luego te mira:
sabe que ya es tiempo.

 

CODA

Ha sido tanto nuestro amor al silencio
que por él hablamos.

En la justicia de las palabras se verá
la plenitud de los miembros.

La fuerza para dejar de fingir
seguros de llegar erguidos al abrazo.


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